Amanece mientras te vas esquivando los tímidos rayos de luz que entran por las grietas de mi alma. Otra vez has estado aquí. Otra vez me has acompañado en una noche en la que los sueños vuelven a echar a volvar para intentar alcanzar la luna. He vuelto a no escuchar su suave y alterado respirar, una vez más no he sentido el calor de tu piel ni tus ojos han sido los soles que me han traído un nuevo día.Sigo nadando en un infinito mar de sueños, esperanzas y caricias perdidas. Me canso, pero sigo adelante. Queda un largo viaje a sabiendas de que tú nadas delante y en la misma dirección. Pero no te cansas, ya no me esperas ni miras atrás. Estás demasiado ocupada mirando al que tira de tí como para darte cuenta de lo que te viene detrás. "Ya estoy harto de remar, compañera soledad..."
Es la simple dureza de sentirte tan cerca pero tan lejos, de saber que no puedo competir, de saber que tu corazón está cercado. Mis heridas ya no sangran, se han cerrado pero quedan cicatrices a la vista.
Ruego al supuesto Dios que me haga no querer besarte cuando te tenga a centímetros, que me haga no abrazarte cuando estés a mi alcance, que me haga no mirar atrás cuando tenga que partir, que me deje olvidarte mientras aún no hay esperanza.
Sólo son lágrimas, lágrimas de tinta que dibujan historias. Historias tristes narradas por palabras de odio y pasión, de rabia y amor, de dolor y placer.
Te darás la vuelta para saber quién soy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario