Dulces primeros días en los que no contemplabas que meses después hubiese gente con la que no tratarías. Veías imposible que ésa gente con la compartías el día a día acabase siendo más distante que los que estás a kilómetros. Pero supongo que son etapas.
Como las etapas en las que estás deseando irte a casa y ver a tu familia, y las etapas en las que tu familia está siempre contigo. Porque el roce hace el cariño, y en un año se hace mucho.
Creo que no me había parado a pensar donde me metía, ni lo que ésto iba a influír en mí.Te basta con quitártelos de tu vista un par de días y los echas de menos. Echas de menos verles la cara a todas horas y sobre todo echas de menos todo lo que te aportan.
Y pensar que solo ha sido un año... Un año que puede que haya pasado deprisa, pero conciénciate de todo lo que ha sucedido: amistades pasajeras, caídas estrepitosas, fases de duda, fiesta, fiesta, más fiesta, risas con los amigos, borracheras, amigos de verdad, amor, depresiones...
Cierras un capítulo nuevo en tu vida, se acaba el curso y vuelves con tu verdadera familia, la que siempre estará ahí. Vuelves a casa pero no paras de pensar en organizar planes y llevarlos a cabo, te has acostumbrado a tu nueva familia y los necesitas porque ahora más que nunca, tu verdaderos amigos son parte de ti.
Hasta luego, Negro.








